06 octubre, 2014

Introducción



 Bienvenido al blog de El pediatra, que lo utilizare para saber que es realmente el pediatra, y que se necesita para ser un pediatra y entre otras cosas como anécdotas, pensamientos, opiniones y sobre todo consejos.
Tu puedes serlo... esfuérzate!

El objetivo es que muchas personas que desean ser pediatras estén bien informadas y puedan interesarse sobre esta rama de la medicina, en el que no solo se involucra la ciencia y los conocimientos si no también la pasión y el sentimiento hacia la carrera a seguir así mismo la vocación de querer sanar a pequeños e indefensos seres que nos necesitan, aunque cueste sacrificio y trabajo, si realmente lo deseas lo conseguirás.












¿Qué es ser un Pediatra?


 Muchas veces he pensado que ser pediatra ha sido cada día vencer un reto enorme, es reinventarse para ser mejor que el día anterior ..por esa y muchas razones más - que no son motivo hoy para exponerlas- y que a la vez es mi mayor motivo de orgullo personal ser pediatra; esta pequeña y apretada nota expresa un poco mi amor por el arte que practico, porque debo confesar que amo mucho esta carrera, me apasiona mi trabajo y conozco a muchos colegas del INSN que comparten ese sentir, esa pasión y amor por la especialidad...a todos ellos y ellas va mi afectuoso , sincero y respetuoso saludo en un día tan especial; para los que tuve como Maestros va mi mayor gratitud por sus enseñanzas y generosidad de compartir su conocimiento y experiencia y a quienes son mis amigos y colegas les doy un fuerte abrazo, mi mayor consideración y admiración por sutrabajo diario ..con todo cariño.Ily SER PEDIATRA Dra. Iliana Romero GiraldoSer pediatra no sólo es ser médico de niños, de verdad significa muchas, tantas cosas.Significa sentir en el alma, como si fuera propia, esa fragilidad del niño que viene buscando ayuda en brazos de preocupados, angustiados padres que depositan sus esperanzas en tu ciencia y experiencia – que serán puestas a prueba, a veces al límite –pues eres a quien confían lo más preciado para ellos: sus hijos.Es saber sobreponerse al dolor de ver llorar, quejarse, sufrir a alguien pequeño, tan vulnerable mientras buscas en tu mente la solución del rompecabezas, dedicando incluso tus horas libres a buscar la manera de hacer más… Y es que son tan frágiles criaturas, que se siente como si tuvieras entre tus dedos una mariposa herida sabiendo que cualquiercálculo errado, cualquier movimiento en falso puede dañarla en su bella y perfecta integridad y armonía para siempre.Es aprender a tolerar el llanto mientras tratas de auscultar o escribir la historia, el vómito intempestivo que te salpica el mandil, los chorros sorpresa de orina del paciente que examinabas, la tos o estornudo en la cara, las patadas que te dan mientras tratas deverles el oído o la garganta y mientras reniegas de tu suerte, de repente asoma como una flor la sonrisa del niño, ese gorjeo de pajarito lindo, el balbuceo coronado con una hilerade dientes que te hacen olvidar todo, hasta el cansancio y te dan ganas de hacerle cosquillas a esa barriga o apretarles los cachetes nada más porque se siente tan bien estar en contacto con un ser tan inocente y puro que te hace recordar que no eres un dios, sino el más humano de todos los seres y tu razón de estar ahí es por él o por ella.Ser pediatra es aprender a recibir en la mejilla el beso húmedo, con pegoste de caramelo o chocolate que tu paciente te dio antes de irse, sostenerlo en tus brazos cuando escuchas que llora y no hay quien lo cargue y hasta a veces darle de comer mientras su mamá llega apurada. Es aprender a entender a los padres, a consolarlos, a enseñarles, a escucharlos, a soportarlos y hasta perdonarlos. A veces hasta llorar a solas compartiendola pena y el dolor ante lo inevitable mostrandose valiente y sereno luego aun cuando el corazón se te estruja y parte.Significa haber aceptado que en el fondo de tu corazón de alguna manera guardas al niño o niña que fuiste, como mágico Peter Pan que nunca creció sino que se hizo grande y maduro pero está presente en cada sonrisa tuya, en cada gesto de amor y bondad hacia tus niños. Es esa sensación que te arranca una sonrisa cuando miras irse a casa a tu paciente ya recuperado, mientras mueve su manito diciéndote adiós o mandándote ese beso volado que vale más que nada de lo que se pueda comprar con dinero porque te sabe a triunfo y te llena el alma de orgullo y satisfacción de deber cumplido, algo que nadie más comparte, es solo tuyo.Por eso ser pediatra es un regalo precioso de la vida, un chance de compartir lo que más nos gusta hacer y a la vez disfrutar con nuestros pacientes los gestos, las experiencias que se guardan con mucha alegría en el corazón- al igual que las tristezas de lo que no sepudo lograr a pesar que se peleo tanto-, esos recuerdos nos acompañarán siempre al igual que la gratitud, las bendiciones, la sonrisa de los padres y sus niños, que hicieron que esta existencia fuera útil, provechosa, plena y que permiten en días como hoy cuando nos saludan sentirno muy afortunados por semejante privilegio: ser médico de niños y de adolescentes sí, pero sobre todo ser médicos que dan su mejor empeño y su propiocorazón al servicio de ellos, con una sola arma: con amor y solamente por amor a su arte y ciencia siempre para los más pequeños de nuestro país.:  Iliana Romero Giraldo Pediatra INSN.

Los alumnos de medicina reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar dicha carrera





  • ·           Recuerdo cuando todas mis amigas de clase tenían muy claro lo que iban a estudiar, o al menos, eso parecía desde fuera. Para mí, nunca entró Medicina entre mis opciones, barajaba la idea de estudiar Enfermería o Fisioterapia, pero Medicina lo veía demasiado, como algo imposible de lograr… Hasta que gracias a una amiga y a mi madre, cambie de opinión y definitivamente fue mi primera opción. Ahora sé, que verlo imposible era fruto de la admiración que sentía hacia la profesión, “ser médico” y que no hubiera sido feliz de otra manera. Estos años de carrera me han confirmado mi ilusión; quiero ser médico, cada día más. Ahora que estoy en 6º curso, casi viendo el final, puedo decir que ha sido muy sacrificado, la cuesta que hemos subido ha sido dura, muchos exámenes y preocupaciones, pero sin duda, las experiencias buenas han compensado todo lo anterior. El contacto con el Hospital te cambia. Cada día crece la ilusión de llegar a ser doctora. Lo que ves en el Hospital, te hace querer saber más, entregarte a los pacientes, ayudarlos, animarlos, sacarle la sonrisa a la abuelita o quitarle el miedo al niño, sale sola la iniciativa. Aprendes a valorar la vida, lo que tienes que otros no, o que otros acaban de perder. Sales de allí diferente, con otra perspectiva de vida. Tengo que reconocer que me da mucho miedo acabar. Es mucha responsabilidad ser médico, pero llega la hora de dar un paso más. Sin duda, me queda mucho por aprender, pero sé que voy a ser muy feliz trabajando y voy a intentar ser lo mejor médico que pueda, porque no hay mayor satisfacción que la que recibe el médico de un paciente



  • ·         Yo, desde pequeño me he interesado por la medicina, siempre curioso, explorando, y el querer ayudar a los demás, cuando estaba en el colegio, en mi mente estaba estudiar medicina, aunque mis compañeros me decían que era una carrera muy difícil, y que no lo lograría, pensaba en esas palabras, y a veces pensaba en escoger otra carrera, termine el bachillerato, tengo 17 años, y opte por estudiar medicina, empiezo en enero del 2013, y sé que es lo mejor he hecho, pues es algo que amo, y sé que es difícil, pero con esfuerzo y dedicación sé que puedo, y seré un gran médico, cumpliendo mis sueños y estar al servicio de los demás.

Nunca abandones tus sueños, por los comentarios, si es algo que quieres hazlo
 
  •  Mi sueño desde pequeña ha sido ser pediatra  por tres principales razones, la primera porque es una carrera que influye en el futuro de nuestro país, debido a que  los niños son unos individuos que a su edad son muy inocentes, indefensos y propensos  a contraer cualquier infección, por este  motivo los pediatras deben estar allí y hacer todo lo posible para que  ellos tengan una buena salud y puedan disfrutar de su niñez y realizar todas las actividades que cualquiera de nosotros anhelamos  volver a hacer.                                                                                          La segunda razón es porque a medida que vamos creciendo olvidamos o dejamos a un lado nuestro niño interior y ya no disfrutamos las cosas como solíamos hacerlo antes.Al ser pediatra tenemos la oportunidad de compartir y tener una relación estrecha con estas personitas que nos hacen retroceder el tiempo y volver a ser niños, es  como si ellos nos devolvieran un pedacito de la alegría de la niñez que pensábamos perdida. La ultima y la más importante es que al ayudar a un niño, este siempre nos agradece con una gran sonrisa, lo cual puede ser algo muy simple pero no creo que haya cosa más satisfactoria ni hermosa. Por estas razones deseo llegar a ser  pediatra y poder  contribuir con el desarrollo de la población más importante de nuestra comunidad. -Luisa Murillo

  • Cuando yo empecé sexto de Medicina, lo cierto es que no sabía qué especialidad quería hacer, pero tenía muy claro que habían algunas que jamás haría. En quinto había dado pediatría, y para mi había sido un infierno. El temario había sido larguísimo y muy memorístico, el examen fue el peor y más duro de cuantos recuerdo (y encima el último del año, casi en julio) y ni siquiera vi pacientes en las prácticas, por lo que pediatría había entrado en esa lista de "las cosas que jamás haré".

    Con esta idea empecé pues el último año de carrera. En mi facultad el curso consistía en lo que llamamos un "rotatorio", una serie de períodos en los que vamos rotando un determinado tiempo por varias especialidades, siendo una de ellas pediatría. A mi me tocó en un hospital comarcal pequeñito, lo cual vi como un problema grave puesto que tenía tan poca idea de la especialidad que me imaginaba que esas tres semanas iban a estar dedicadas a "cacas y mocos", como decíamos en clase. No sabía como me equivocaba. Hoy hace ya más de un año de aquello, pero la verdad es que fueron las tres mejores semanas de la carrera, con muchísima diferencia a cualquier otra que pudiera haber pasado.

    Supongo que resulta muy complejo dar un por qué a una cosa como esta, pero yo me quedo con dos frases que me dijeron en ese hospital: la primera es que la especialidad es como los gatos: tú no la eliges, sino que ella te elige a tí. Yo creo que sentí un poco eso, que este era mi lugar. La segunda fue hablando sobre los riesgos de trabajar con personas tan "frágiles" (o delicadas, más bien) como los niños. Le pregunté a la jefa del servicio sobre la dureza de especialidades como la oncología pediátrica, a lo cual me contestó algo que también ha sido muy importante en la elección: me dijo que los niños necesitan médicos, y que alguien tiene que asumir esa responsabilidad.

    De modo que supongo que al final es un poco eso: los niños necesitan pediatras, y eso es lo que quiero ser yo.

    PD: Aprovechando que esta es la primera publicación, pido perdón en adelantado por los faltorros que voy a soltar, pero es que los catalanes tenemos los idiomas cruzaos y algunas veces se me escapan.-Jaume Enjuanes

  • Durante la carrera me enamoraba de cada asignatura de la que hacía prácticas. Si estudiaba dermatología quería ser dermatóloga, si estudiaba cirugía general quería ser cirujana general y así un largo etc. 
Como se acerca la hora de elegir, me orientaba más hacia una quirúrgica porque me llamaba muchísimo la atención. Sin embargo, cuanto más cerca estaba de esa elección, más me costaba hacerla ya que no quería renunciar a saber leer electrocardiogramas, a saber los criterios analíticos de una colestasis o a saber qué antibiótico dar según la zona en la que sospeche que está la infección. Así, un día desperté de mi letargo y decidí...Quiero ser pediatra. Debido a mi amor por todas las especialidades considero que debo elegir una que me permita saber de todo y, como los niños tienen de todo, creo que Pediatría cumple este requisito. Me gusta moverme, explorar, tocar, hacer manos...y el niño la mayoría de las veces no puede explicarte bien lo que tiene, con lo que debes basarte en tu exploración y ojo clínico para saberlo.
La mayor parte de la patología aguda infantil, por suerte, es banal. Además los padres, lógicamente, se asustan mucho con cualquier cosita que tengan sus niños y hacen visitas a urgencias que, para ti, son cosas sin importancia. Es necesario tener mucha paciencia para ser pediatra tanto con los niños como con los padres pero esto pasa en cualquier especialidad.

Respecto a cuando las cosas no van tan bien, a mí me costó estar presente cuando le comunicaron a una señora que su madre de 86 años iba a fallecer. Los adultos ya han vivido y tú, como médico, entiendes que esa señora había tenido una calidad de vida bastante buena hasta el momento y que ya es comprensible que eso suceda. Sin embargo, es la madre de esa mujer y entiendes lo que para ella puede suponer esa información a pesar de tu visión como médico. En los niños siempre es más difícil porque un niño nunca debería fallecer, lo lógico es que viva muchísimos años pero, por desgracia, no siempre es así. Esto sólo se puede aprender a base de experiencia y aceptando que la muerte es algo natural, que desde que nacemos estamos predestinados a morir y nadie sabe cuándo ni cómo será ese momento.


En definitiva, es una especialidad generalista en la que debes saber de todo y luego, si quieres, puedes subespecializarte en múltiples ramas. El niño no es un adulto en pequeñito, ni como paciente ni por las patologías que presenta, debes aprender a realizar punciones lumbares, ecocardiogramas, intubar, coger vías centrales...Puedes dedicarte al nivel hospitalario o al nivel de Atención Primaria. Es una especialidad muy rica para la que cuatro años se me hacen muy cortos y a la que quiero dedicar el resto de mi vida profesional.
 El día en el que realmente ves claro lo que quieres es muy especial, te anima muchísimo a luchar para conseguirlo y te hace ser muy feliz. Tachas una tarea pendiente de tu agenda y lo usas como motivación para estudiar como nunca antes en tu vida.- Ana Blanco Rubio